La reina Isabel II fallecía el pasado jueves a los 96 años en Balmoral, después de 70 años de reinado. No solo ha sido la reina más longeva de la historia de Reino Unido, sino una de las monarcas con mayor patrimonio: joyas, propiedades, obras de arte, inversiones, bienes inmuebles e incluso 32.000 cisnes.
Todos estos activos estarían valorados en 500 millones de euros según estima Forbes, una cifra aproximada ya que la Reina nunca reveló sus finanzas privadas al no estar obligada a ello. Ahora que su hijo Carlos III ha sido proclamado Rey, surge la duda de cómo se repartirá exactamente la herencia de la reina, ya que sabemos a quién irá destinado el patrimonio público pero no el privado.
La mayor parte de la herencia pasará al rey Carlos III. El patrimonio heredado estaría libre de impuestos, ya que el monarca del Reino Unido esta exento por ley de pagar esta tasa, que sí están obligados a tributar el resto de ciudadanos británicos. Entre los inmuebles de los que podrá disfrutar a partir de ahora en calidad de Rey, se encuentran el Palacio de Bukingham, el Palacio de Kensington, y terrenos y propiedades en todo Reino Unido, como la calle londinense Regent Street o el hipódromo de Ascot, que cada año acoge las carreras de caballo donde se pueden ver los tocados más originales del mundo. Sin embargo, no será dueño absoluto, como tampoco lo fueron sus antepasados, de todas esas propiedades, ya que se mantiene como un fideicomiso.
La mayoría del patrimonio inmobiliario de los Windsor pertenece al Estado británico y se gestiona a través de una compañía llamada Crown State, de la que obtendrá el 15% de los beneficios que genere. Además recibirá un sueldo denominado “subvención soberana”, destinado a cubrir los viajes, la seguridad, el personal y el mantenimiento de los palacios reales. No se sabe bien la cantidad exacta de este sueldo, ya que la última cifra conocida es la que recibió Isabel II en 2021: 85 millones de euros. Además de todo esto, Carlos será el dueño de numerosos cisnes, delfines, ballenas y esturiones, algo que es curioso que forme parte de una herencia real, pero que pertenece a la monarquía británica desde hace más de 800 años. Todos estos animales viven en libertad y se acordó tomar esta medida para prohibir la caza furtiva y así evitar su extinción.
Nada reflejaba mejor la personalidad de la reina que sus elegantes y característicos atuendos, acompañados siempre de joyas que formaban parte de la colección de piezas de la familia Windsor. Una colección de las más caras y extensas del mundo que alberga unas 300 piezas, entre ellas 98 broches, 46 collares, 34 pares de pendientes, 15 anillos, 14 relojes y cinco colgantes. Cuando no se usan, la colección se guarda en la Galería de la Reina en el Palacio de Buckingham, y varias de estas piezas están expuestas en la Torre de Londres. Esta colección pasará a manos del rey Carlos III y, por lo tanto, serán lucidas por su esposa - ahora reina consorte- Camilla.
También se espera que Kate, nueva princesa de Gales, reciba algunas piezas de la colección.
Entre las joyas favoritas de la reina estaban la tiara de diamantes que más utilizó, un regaló de su abuela María por su boda, la diadema que lució en la coronación de Jorge IV, su icónico collar de perlas de tres vueltas o los pendientes de botón que también solía lucir a menudo.
La parte pública de la herencia de la monarca ya estaría cubierta, ahora la duda está en que pasará con sus bienes privados entre los que se encuentran el castillo de Balmoral -muy significativo ya que, además de ser su residencia de verano, ha sido el lugar donde Isabel II ha pasado sus últimos días- y Sandringham, donde suelen pasar las navidades.
También estarían incluidos una cantidad de dinero estimada en 400 millones de euros, según el Sunday Times, una colección de joyas privada y otra muy valiosa de importantes sellos. Lo esperado es que estos bienes sean repartidos entre sus cuatro hijos y sus ocho nietos, pero esto podría cambiar, ya que no existe una ley que obligue a la Reina a repartir estos bienes de una manera específica, por lo que cabría la posibilidad de que hubiera dejado fuera del reparto a algún miembro de la familia.
De momento es imposible saber cómo se repartirá la herencia "no oficial", y es muy probable que no tengamos esta información hasta dentro de muchos años, ya que es algo que la familia real británica ha conseguido mantener siempre en secreto.